Encontráronse una vez en un cruce de caminos #Jerby, el ratón bloguero, y #Martes, el bicho que todo lo lee. Como ninguno de los dos tenía muy claro cuál sería su destino porque estaban de turismo, eligieron al azar uno cualquiera de aquellos caminos para seguir.
Además de una cierta seguridad, también aseguraban cierto entretenimiento porque ambos eran artesanos de la palabra.
#Jerby venía de un largo viaje por Serendipia y #Martes vivía habitualmente en Isla Imaginada. Durante la charla, el ratón le comentó que había comenzado un blog de cuentos y el bicho le dio a conocer un blog de cuentos que llevaba desde hace unos años.
– ¿Cómo haces para escribir un cuento cada semana? -preguntó el ratón.
En Isla Imaginada es muy sencillo, le respondió.
Y el ratón se quedó pensando en pasarse alguna vez por aquella isla.
Fotografía vía Pinterest
Pasaron varios días, #Martes le comunicó a su compañero de viaje que regresaba a Isla Imaginada. El ratón pensó que era la mejor ocasión para viajar a tan fabuloso lugar y le propuso acompañarle.
– Cómo no, mi querido amigo. Pero para ese viaje, no hay más transporte que la imaginación.
De eso, andaba bien el ratón. Así que ambos se prepararon para el viaje.
(Si quieres saber cómo se llega a Isla Imaginada, tendrás que leerte el cuento del elefante azul)
Una vez llegados a la isla, #Martes le dio una vuelta para que se orientara y luego volvió a sus cuentos. Después de dar las gracias a su nuevo amigo, el ratón se dirigió a la búsqueda de cuentos.
Pasados unos días, el ratón no había encontrado un solo cuento. ¿Cómo lo hará el bicho?, se preguntaba una y otra vez.
A punto de tirar la toalla, apareció un maestro. No estaba claro si era maestro o maestra porque tenía una pinta indefinida entre bruja medieval y lama tibetano; así que decidió llamarle Maestre. Le contó su historia y Maestre sonrió:
No busques los cuentos, cuida tu blog y ellos vendrán solos.
Se non è vero, è ben trovato. Cualquier realidad y su contraria, su paralela y su inversa es posible en Isla Imaginada. Ahí radica su encanto 🙂
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A mí, también me gustan las realidades transversas; pero esas son de otro blog.
Es un placer encantador pasear por Isla Imaginada. Allí es bastante difícil quedarse en blanco… porque hay tantos colores… 🙂
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Un verdadero arcoíris 😉
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