En Isla Imaginada, todo el mundo tiene su propia luna porque se la imagina.
La mía se llama #Qamar. Pero no es una luna cualquiera. No solo cambia de forma, sino que también cambia de color. Puede pasar de un arrebatador arrebol a un pálido cerúleo.
Y aunque tú no te lo creas, juega a las palabras conmigo. Como está allá, a lo lejos, a lo alto, su voz no se podría oír. Sin embargo, cambia de forma y color y me pregunta: ¿Qué soy?
Cambia de forma y color y me pregunta ¿qué soy?
Y aunque lo hace muy bien, tengo que reconocer que la mayor parte de las veces, me gana.
Generalmente, esto de los cambios es llevado muy mal por el resto del común de los mortales. Pero a mí, me encanta.
Una vez, me contó que anduvo enamoriscada de un búho (tiene predilección por los seres alados). Pero le mandó con viento fresco porque él no soportaba sus cambios.
Imagen vía Martes de Cuento
Como sabe que a mí me gustan los blogs, ha juntado sus palabras en este. Así es ella, una luna con blog… ¡Toma ya!
Cuando está menguando, me dice ratón, sube. Y me deja que me columpie.
Imagen vía Pinterest
Me gustaría contarte más cosas de ella, pero se ha puesto de una forma y color que me dicen claramente que prefiere que tú te imagines tu propia luna.
¡Ah! Si puedes dejar algunos detalles de tu luna en la zona de comentarios, #Qamar y yo te lo agradeceríamos.
Pero qué bonito, por favor.
Qamar, la luna, la luna en todas sus formas…
Un beso.
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Mag, pues con tu cuento, vas a conseguir que me limerencie.
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Yo ya lo estoy, arrebolada y de todos los rojos imaginables…
Besitos, Ratón.
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