Los besos que Garrampas le daba a Ratonet para cargar el ordenador tenían cada vez más energía. Hasta que, un día, pasó algo que es muy difícil de contar y de creer.
Parte de la digitalina del ordenador empezó a correr por la sangre del ratoncito y el color azul de su piel tomó un tono inusitado. Y parte de esa digitalina también pasó a Garrampas a través de los besos.

Imagen de la red
El resultado final fue toda una revolución para los roedores. Mucha gente ve la vida de color rosa; especialmente, cuando están enamorados. Pero ellos comenzaron a ver todo en azul.
– Mira a ver si encuentras algo de esto que nos está pasando en tu ordenador -le sugirió Garrampas.
Pero no encontró nada como fenómeno. Lo que sí encontró fueron muchos animales reales o imaginados de color azul. Incluso, encontró un oni azul.
Al principio, tuvieron algo de miedo; pero, poco a poco, se fueron acostumbrando. Se sentían como flotando, pero, a la vez, sus sentidos se agudizaron de forma extraordinaria. Hasta tal punto que eran capaces de percibir a sus depredadores desde lejanas distancias.
Esta mezcla de flotar y percibir, les permitía elegir las mejores horas del día o de la noche para recoger los alimentos que guardaban para el frío invierno. Además, cada vez, les era más fácil localizarlos.
Fue la casualidad la que les acabó dando una explicación. El ordenador contaba con un medidor interno de digitalina que siempre había estado en unos niveles altos. Pero al pasar parte a los ratones, empezó a bajar poco a poco sin llegar a ser nada grave por el momento.
Trasteando para ver qué estaba ocurriendo, comprobó que, cuando se acercaba, el medidor subía de forma casi imperceptible. Antes, no le hubiera hecho ningún caso; pero, al ser ahora más sensible, el pequeño cambio era percibido con total nitidez.
– Tenemos digitalina dentro del cuerpo -le comentó Ratonet a Garrampas.
Aquella noche, durmieron más tranquilos.
Vaya con la digitalina. ¡Suerte que nos peligrosa en esas cantidades! Pero un ratón azul no dejará de llamar la atención… ¡Cuidado con los gatos!
Por cierto, en Isla Imaginada también hay un elefante azul, cautivo de una araña malvada 😉
Me gustaMe gusta
Y también hay abrazos azules.
Sobre gatos, la semana que viene publico un cuento de uno que no es azul, pero sí es filósofo.
Me gustaMe gusta
Me encanta… Digitalina en vena. No podía ser de otra forma… Y las sorpresas que nos aguarda esta unión y las aventuras increíbles que ocasionarán.
Cuentas las cosas con tal sencillez y con tantas cosas que abren más hilos que yo, sinceramente, me maravillo.
Me gustaMe gusta
Gracias, Qamar! Efectivamente, este cuento da pie a otros cuentos cuánticos. Pero de cuántica imaginada. No voy a meterme en las complicaciones de la física cuántica. 😀
Me gustaMe gusta
Digitalina en vena?? Crees que a los humanos les serviria?? Por que algo tendremos que buscar a ver si apañamos un poco el mundo..
Me gustaMe gusta
Nona, con que tuvieran un poco de imaginación en vena, sería suficiente.
Me gustaMe gusta