El Ratón Cuántico

Después de la agradable velada azul con Qamar y de los últimos acontecimientos acaecidos en Isla Imaginada, Ratón ya no sabía quién era ni dónde estaba.

Así que pensó en pedirle a Ratonet su ordenador cuántico para ver si encontraba algo sobre su extraordinario caso.

– Con mucho gusto -le respondió Ratonet cuando se lo pidió-. Y si quieres que te eche una mano, cuenta con ella.

– Primero voy a intentarlo yo solo. Y si no consigo aclararme, ya vendré a consultar contigo.

Ratón buscó, buscó y buscó y no encontraba nada. Cuando estaba a punto de devolverle el ordenador a Ratonet, se equivocó de palabra en el buscador y al dar a buscar, en la segunda página, apareció lo siguiente:

Blogs perdidos (solo para ordenadores cuánticos)

Como el ordenador de Ratonet era cuántico, probó esta búsqueda como última oportunidad. Al clicar, apareció otra pantalla totalmente distinta a la del buscador habitual con una clasificación muy extraña. Sus ojos se clavaron instintivamente en la clasificación ratones azules.

Galaxias de los Ratones

Pulsó sobre ella y, según pudo leer, parece ser que los ratones azules provienen de las Galaxias de los Ratones. Son dos galaxias que están en continuo proceso de colisión y fusión. De vez en cuando, dicho proceso produce agujeros de ratón.

Los agujeros de ratón -siguió leyendo- son como los agujeros de gusano, pero solo afecta a ciertos ratones azules de las Galaxias de los Ratones; de ahí, su nombre. Los ratones que son afectados por ese tipo de agujeros pueden acabar en cualquier parte del universo real, imaginado o paralelo. En muy raras ocasiones, estos viajes acaban en el mismo sitio; y entonces, se producen paradojas cuánticas como las que has visto en este blog de cuentos.

Ratón se quedó perplejo sin entender nada de lo que estaba leyendo.

– ¡Ah! -le dijo el ordenador por uno de sus altavoces-. Lo malo de esos viajes es que algunos pueden ser múltiples; pero luego cada cual no se acuerda de nada.

Ratón entregó lo más rápido que pudo el ordenador a Ratonet sin atreverse a preguntarse si ambos serían el mismo ratón que vivía en universos paralelos.

Anuncio publicitario