El Vagabundo de la Red

Vagar por la red es más divertido de lo que parece.

Una vez que Qamar se hubo recuperado de su enfermedad, Ratoner pensó en retomar sus viajes imaginados.

– Lunita, ¿te querrías venir conmigo? -le preguntó el ratoncito-.

– Querido ratoncito -le respondió-, yo no necesito viajar. Desde aquí, en lo alto, puedo verlo todo sin moverme. Ve, viaja y no te preocupes… yo seguiré estando en tus noches y en tus sueños.

Imagen vía Pinterest

Habían cambiado ya algunas cosas en Isla Imaginada. Así que pensó en pasarse primero por la Oficina Imaginada para ver las últimas novedades en viajes.

Precisamente -le comentó el dependiente-, nos acaba de llegar un móvil de viaje para ratones. Y le fue contando todas las aplicaciones del aparato.

Contaba con un GPS que servía para orientarse en los lugares más recónditos y de baliza en caso de accidente.

Para leer, tenía una amplia biblioteca de libros de viajes, así como todo tipo de guías. Incluso, un apartado para libros personales.

– Aquí irían muy bien los blogs de Isla Imaginada -pensó-.

Y muchas, muchas más aplicaciones. Pero la que más le gustó fue la de QuesoAPP. Cuando apretabas en ella, te indicaba los quesos locales del lugar donde te encontrabas y las tiendas donde se podían comprar.

El precio era de tropecientos lunis*. Era algo elevado, pero las aplicaciones del aparato lo merecían; así que lo pagó con mucho gusto

Cuando Ratoner iba a salir de la oficina, el dependiente le recordó su color azul y que podría tener problemas fuera de la Isla. También acababa de llegar una pintura corporal de color blanco que le haría pasar desapercibido en la mayoría de las ocasiones. Y para recordar su color azul, se compró un jersey de viaje de ese color y una mochila a juego.

Y ahora, sí. Ya estaba preparado para vagar por la red.

* En Isla Imaginada, cada cual se imagina su moneda favorita. En la Oficina Imaginada, tenían cambio para todas ellas.

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