Este blog le cuenta a la luna.
Como has podido observar, este blog ha cambiado de subtítulo:
Cuentos a la Luna

Qamar
Como sabes, la luna de este blog se llama Qamar y lleva este precioso blog.
También sabes que una vez se puso malita, pero ya se ha recuperado.
Ahora, además de estar sana como una manzana, quiere ser libre:
- de leerme o no
- de publicar o no
- de comentarme o no
Por eso, verás que algunas veces no aparece en la zona comentarios.
Y aunque a veces la echo de menos, prefiero que se así.
Esto me ha recordado la obra de un bululú que se titulaba El Traje de la Luna.
En ella se contaba que, por un cúmulo de circunstancias, la luna y el sol iban a casarse. El dios del cielo encargó al mejor modisto del universo el traje de la novia.
Pero como la luna cambiaba de talla cada día, -más bien, de talle- el modisto se quejaba amargamente en la obra.
Esto levantaba las risas del público del bululú.
Y, cuando más risas había, el bululú se dirigió a su público y fue él quien se quejó:
El público es como la luna.
Nunca sabes cómo va a estar cada vez que se representa una obra.
Por eso, cuando este blog llegue a tus manos -más bien, a tu pantalla- no voy a saber:
- cómo estás
- si vas a leerme
- si vas comentarme
Pero yo te seguiré contando igualmente porque, con cada cuento, desarrollo mi imaginación, pierdo el miedo a la página en blanco y lo más importante, me lo paso muy bien.
Además, la imaginación que pongo en cada cuento me sirve para mi red de blogs. Lo cual me viene muy bien cuando me falla la información.
Ahora ya sabes por qué he cambiado el subtítulo de este blog.
A mí me encanta venir a verte, con silencios o a grito pelado, con luna del norte o luna azul… porque soy Qamar… y así me quieres y así te quiero 🙂
Un besito.
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Querida Qamar
Así es efectivamente. Para estar a la vera de alguien, no necesitas estar hablándole continuamente. Solo hace falta que se sienta acompañado… y yo siento tu compañía.
Besitos
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Ainsssssssssssssssss… yo que conozco a esa luna Qamar, conozco su «voz» y también sus silencios, sé cuánto valen, y se la quiere por ambos.
Besitos a los dos…y a seguir disfrutando de las letras.
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Hola Alma
Hay silencios que valen tanto como una compañía.
Besitos
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