Una sirena que no es mala.
Los comentarios del cuento de la ranita Juana sugieren que debe haber una sirena en el lago del Bosque Imaginado.

Ratonet conocía de la existencia de sirenas en los mares, pero no sabía que también pudieran habitar en lagos. Al fin y al cabo, respiran aire -pensó- y no importaba entonces que el agua fuera dulce o salada.
Así que se despidió de su querida Garrampas para pasar unos días acampado a las orillas del lago por si podía verla.
Coincidió que una noche era de luna llena y la lunita Qamar aconsejó a Ratonet que guardase la tienda de campaña porque llamaba mucho la atención y podría dar aviso a la sirena del lago; y entonces, no podría verla.
– ¿Pero tú la conoces? -preguntó el roedor-.
– Claro -respondió la lunita-. Es la que consigue el agua de plata para la pócima de San Juan.
Esa pócima era fundamental para el Bosque porque ni no se hacía en la noche indicada, el Sol seguiría aumentando hasta ocupar todo el día y sin noche, la imaginación no sería entonces la misma.
Qamar le dio por fin las últimas indicaciones al ratoncito para que pudiera ver sin dificultad a la sirena del lago. Y, a los pocos días, la sirena apareció ante Ratonet.
– Hola ratoncito -le saludó la sirena-.
– Hola -le contestó el ratón con más miedo que vergüenza-. ¿No pensarás comerme?
– Tranquilo; solo me alimento de algas y plantas acuáticas. Además, si eres amigo de Qamar, tengo la total confianza en que eres buena gente.
Entonces, le contó su historia: había nacido en el mar como sus hermanas. Pero desde pequeña siempre había tenido una atracción irresistible por los bosques; lo cual hacía que el resto de las sirenas la considerasen como un poco loca… (continuará).
Claro, había perdido este cuento. Fue en mi ausencia, cuando era luna nueva 🙂 pues me gusta, que lo sepas.
Un besito.
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Gracias, Qamar
Las lunas y las sirenas tenéis esas cosas: desaparecéis de vez en cuando… en ocasiones, al mismo tiempo. 🙂
Besitos
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